Estos trasplantes siempre se hacen de donante fallecido, generalmente personas jóvenes, de menos de 40 años que han sufrido un daño cerebral irreversible y un neurólogo determina que tiene muerte cerebral, lo cual significa que ya no tiene ninguna posibilidad de recuperarse. La donación es un acto humanitario, altruista y generoso de una familia que sublima el dolor de la pérdida de un ser querido con la esperanza de vida para otras personas. La donación es un hecho absolutamente gratuito.
* No trasplantan personas mayores de 70 años.
* Tampoco los que sufren daño terminal de otros órganos o que no tienen posibilidades de rehabilitación después del trasplante.
* Quienes tengan la presencia de enfermedades infecciosas activas o crónicas.
* La enfermedad mental o la indigencia es otra causa por la cual no se realiza un trasplante.
* La adicción de licor, cigarrillo o estupefacientes debe estar superada y demostrar por lo menos un año libre de consumo.
Una vez los pacientes son trasplantados, son vigilados por el servicio respectivo antes, durante y después del trasplante. El trasplantado debe continuar toda la vida con controles periódicos estrictos, para detectar los episodios de rechazo y para vigilar los problemas derivados del trasplante. Toda la vida el paciente trasplantado debe tomar medicinas contra el rechazo.